Comer pescado es fundamental para el buen desarrollo de los niños desde que son bebés.
Comer pescado es fundamental para el buen desarrollo de los niños desde que son bebés. Pero si bien durante las primeras etapas de la vida es más sencillo gracias a los purés y potitos Nutribén, a medida que van creciendo van ejerciendo más resistencia a los platos de pescado. Sin embargo, afortunadamente existen ciertas fórmulas que facilitan que los niños comiencen a acostumbrarse al sabor del pescado. Una de las formas más efectivas es camuflarlo con otros alimentos, como pueden ser las albóndigas de pescado. Sin duda, una de las recetas más populares y con mayor probabilidad de éxito.
Si quieres ver como tu hijo come pescado sin rechistar, descubre cómo se hacen.
Así se hacen las albóndigas de pescado
Ingredientes
- 700 gr. de merluza (u otro pescado)
- 50 gr. de pan rallado
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- 2 huevos
- Harina
- Aceite de oliva
- Perejil
- Sal
Comienza esta receta desmenuzando la merluza en trozos muy pequeños. Simultáneamente, rehoga la cebolla y el ajo cortados muy finos en una sartén hasta que se doren.
Después, añade el pescado, sal y perejil. Muévelo durante un par de minutos y aparta la sartén del fuego para dejar que la mezcla se enfríe.
A continuación, bate los huevos y añádelos a la mezcla junto al pan rallado.
Remueve nuevamente todos los ingredientes y con la ayuda de dos cucharitas comienza a dar forma a las albóndigas para después rebozarlas en harina.
Ahora, pon al fuego una sartén con aceite en generosa cantidad. Cuando esté caliente, añade las albóndigas y fríelas. Cuando estén doradas, sácalas del fuego y ponlas sobre un papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Y ahora….¡A comer!
Otros consejos para cocinar el pescado para niños
Además de con recetas divertidas, existen otros recursos que también contribuyen a que los niños se vayan familiarizando con la textura y el sabor del pescado. Son:
- Para que se acostumbre a comer pescado lo antes posible, lo mejor es que comience a probarlo en papillas desde que es bebé. Así, el pescado blanco está aconsejado a partir de los 9 meses meses y el azul a partir del año y medio.
- Siempre sin espinas: además de por razones de seguridad, es más sencillo de cocinar y servir. Prueba con los pescados congelados.
- No te olvides de los pescados en conserva, también tienen muchas propiedades y con sabores muy atractivos para el paladar infantil.
- Disimula su sabor macerando el pescado con limón, aceite, hierbas o acompañándolo con salsas como bechamel, mahonesa, salsa rosa, tomate….
¿Por qué es tan importante que los niños coman pescado?
Todos estos esfuerzos para hacer que los niños coman pescado tienen su explicación por las innumerables beneficios que tiene para el desarrollo infantil. Tal es así que el Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría aconseja que los peques deben comer pescado dos o tres veces a la semana para tener una alimentación saludable que contribuya a su buen desarrollo. La razón para esta prescripción reside en su potente riqueza nutricional y sus beneficios directos en la salud de los más pequeños.
Así, el pescado es rico en:
- Proteínas de alto valor biológico
- Vitaminas (A y D, sobre todo)
- Minerales (calcio, yodo y selenio)
Además, contiene una gran cantidad de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, que son beneficiosos para:
- El desarrollo del sistema nervioso del niño
- La prevención de enfermedades cardiovasculares
- Las defensas inmunitarias
Espinas y anisakis, los peligros del pescado
Eso sí, hay que recordar que incluir pescado en la alimentación infantil lleva consigo ciertos riesgos que exigen cierta prevención. Nos estamos refiriendo, en primer lugar a las espinas que incluyen. Para prevenir atragantamientos, lo mejor es cortar el pescado en trozos muy pequeños antes de servirlo para asegurarnos que no existen espinas.
Y por otro lado, la otra amenaza reside en el anisakis, un parásito que reside en el intestino y vísceras del pescado y que puede provocar problemas intestinales en las personas. Para evitar el contagio, lo mejor es limpiar muy bien el alimento y congelarlo durante al menos 48 horas a una temperatura de -18ºC, pues de esta forma se asegura la muerte del parásito.